A de...
Palabras: 539
Fecha: 7 de marzo, 2020
Sin corrección
A de...
Me gustaba el chico más callado de la clase, el que se sentaba en la penúltima fila, al lado de las ventanas y nunca se quejaba del calor o del frío al estar al lado de estas, tenía una piel tersa sin rastro de haber lidiado alguna vez con el problema de las espinillas, era un chico aparentemente estudioso ya que le solía ir bastante bien en la mayoría de las materias, a excepción de lenguaje y literatura, sin mencionar las presentaciones, en las que se quedaba pegado y las pocas oraciones que lograba decir de corrido resultaban en un tono bastante bajo sin que le ayudara para nada el echo de tener casi nula expresión corporal.
Siempre estaba dispuesto ayudar, sobre todo cargando cosas de un lado para otro, así que los profesores recurrían constantemente a él, aunque siempre se negaba a estudiar en conjunto o explicarte algún ejercicio, seguramente por el hecho de que le costaba un montón comunicarse. En los recreos pasaba durmiendo, estaba eximido de educación física y siempre faltaba los días en que llovía, tenía muy buena vista ahora que lo recuerdo, pudiendo leer letras pequeñas de carteles al otro lado de la cancha.
Recuerdo un día en el que, por accidente, un compañero derramo parte de su botella con agua sobre él, enfadado se levantó y le pegó un puñetazo en el rostro para después salir rápidamente de la sala. No se le volvió a ver por el resto de la jornada, y creo que falto tres días después de ello, tenía entendido que su tutor se disculpó con la madre y el niño afectado, sinceramente, esa vez me dio bastante miedo.
Pero eso era una pequeña mancha gris en su comportamiento, pues le recuerdo bastante bien tratando de ayudar a los niños pequeños cuando lloran y la mayoría de las veces que uno de estos se lastima en recreo el lo escolta hasta la oficina, no todos tendrían tanta paciencia y creo que por eso era el preferido de enfermera. Recuerdo perfectamente cuando Edelia y él me llevaron a enfermería al haberme caído en clases de deportes, su tacto era suave, pero demasiado frío, cosa que me sorprendió, y claro, tuve que tener una semana entera de reposo en casa.
—Oye, Edelia, creo que me gusta alguien — Le comenté un día que estábamos sentadas en una de las pocas bancas de la escuela, comiendo bocadillos. Ella me miró con los ojos casi saliendo de sus cuencas.
—¿Hablas en serio? —preguntó, como si fuera los más raro del mundo.
—No—
… Seguimos comiendo nuestros emparedados.
—Ya, en serio ¿sí o no? —
—Hay mejores cosas con las que bromear ¿Sabes? — Yo tan solo pensaba en conseguir algún consejo, si me quería confesar antes que acabara el año tenía que comenzar ahora, cinco semanas de clases se harían cortas si no hacia nada rápido. Tal vez él con suerte recordaba mi nombre. — Si me gusta alguien—
— ¿Y quién es? ¿Tienes alguna esperanza? No es que te vea hablando con mucha gente por ahí que digamos—
—Alex —
—… ¿Me estas tomando el pelo? —dijo tan seria que llegue a sentir un escalofrío
—¿Por qué? ¿Acaso hay algún problema? — Incomoda respondí a la defensiva.
—Lucy… Alex es un Androide —.
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